Si lo buscas, lo perderás

 

El maestro Lao Tse nos dice: “lo que está más allá de la forma es inaprensible y lo que está más allá del conocimiento es inmanejable. Sin embargo, existe este consuelo; Quien suelte el cuchillo encontrará el Tao en la punta de sus dedos”.

En el zen no hay nada que ganar y todo que perder, aunque en realidad no existan ni ganancia ni pérdida. El maestro dice: “lo que está más allá de la forma es inaprensible”. ¿Cómo podríamos tomar algo que no tiene forma?. Nuestras manos tienen forma. ¿Cómo podrían agarrar lo que no tiene forma?. Nuestro pensamiento tiene forma y por eso no puede comprender eso que no la tiene. Estando inmersos en las ideas de la vida y la muerte, del principio y el fin, ¿Cómo podríamos entender aquello que no nace ni muere, que no empieza ni termina?.

Este conflicto es la raíz de la avidez. Vivimos buscando cosas a las cuales agarrarnos, no sabemos vivir sin ataduras. La avidez es como un vaso de agua frente al océano. Esto nos provoca náuseas, mareo, angustia y mil síntomas más, que buscamos calmar a base de certeza y conformidad. Creamos el conocimiento para no tener que lidiar con lo inasible, lo incomprensible.

Creamos una religión para no tener que afrontar la soledad de la ausencia real de un dios que nos cuide y proteja. No podemos vivir en lo real, lo inasible, lo incomprensible. No sabemos vivir sin adherirnos a las cosas y asegurarnos de poseerlas por siempre, las hacemos propias y las defendemos con uñas y dientes. Pero tarde o temprano, debemos dejarlas y cuando la hora de morir nos llega, nada nos queda, todo se va.

El yo o ego es una sombra, un fantasma errante. Piensa que entiende, y domina la realidad cuando, de hecho, es entendido y dominado por ella. Si lo buscas...lo perderás. No se puede pretender asir lo inasible. La verdad no puede ser atrapada por el intelecto y es solo cuando la convertimos en un concepto, que tenemos la sensación de haberla entendido. Esto se parece a tener una fotografía del bosque y pararse frente a ella y preguntarse, ¿por qué si pasó el otoño no se han caído las hojas?. Por absurdo que parezca, es eso lo que hacemos constantemente cuando hablamos de nosotros mismos y de otros. Cuando hablamos de la realidad en términos conceptuales.

 


Pero si lo buscas, lo perderás, de esto no hay dudas. La búsqueda nos aleja de eso que buscamos porque en realidad no sabemos lo que es, ni como es, solo tenemos una idea en nuestra mente. Esa idea tiene una forma y si tiene forma, ¿Cómo podría asir aquello que es informe?. Esta es la dificultad y la razón de nuestra angustia.
Si lo buscas lo perderás. Cuando intentamos acceder a eso lo perdemos de vista, se va, desaparece. Es como un pájaro que se posó en nuestra cabeza, cuando tratamos de hacer algo con él, desaparece, vuela.

Insisto; si lo buscas lo perderás: siéntate serenamente sin hacer absolutamente nada de nada, pierde todo tu tiempo en algo improductivo. Esto se parece a cuando un monje se puso a regar las plantas mientras llovía. No tiene ningún sentido. Bien, allí está el sentido verdadero si es que lo hay. Parte de la liberación del espíritu es apartarse de la idea del sentido de la vida.

Luego nos dice: “lo que está más allá del conocimiento es inmanejable”. Nuestra vida transcurre entre los parámetros del conocimiento y la supervivencia. Hacemos todo para sobrevivir y sostener nuestras ideas y conceptos. Pero esos prejuicios y escalas de valor nos condicionan de tal manera que ya no podemos escapar de su influencia. Este es más que yo, o aquel es más que este otro, y cosas por el estilo. Si lo buscas, lo perderás. No es necesario saber demasiado. La vida simple que tenemos es más que suficiente para alcanzar la sabiduría y la serenidad del espíritu.

Cuando tratamos de poseer las cosas a través de los conceptos o cualquier otro medio, esa vida simple se hace complicada. ¿Lo ves?. Si lo buscas lo perderás. Pero si solamente respiras sin esperar nada de ello, eso estará allí presente de inmediato. No se necesita ser especial o tener un aura dorada. El camino está siempre aquí y ahora. Jamás es más allá del puro presente. ¿Cómo podríamos hablar de la iluminación en términos de algún día lo haré? . “Qué esperanza”.

 


Si lo buscas,...lo perderás. Eso está ahí mismo ahora mismo. No tiene forma ni nombre ni apariencia. No puede ser comprendido ni poseído o atrapado de algún modo. Pero ahí está. Sin embargo, dice el maestro; existe este consuelo; Quien suelte el cuchillo encontrará el Tao en la punta de sus dedos. Si estamos atados a nuestra mente de zorro jamás recibiremos el tao como tal. El hecho de vivir, comer, caminar y practicar, es percibir al Tao en la punta de nuestros dedos. Lo que tenemos en la cabeza ni es útil ni no útil.

Los fantasmas ni existen ni no existen porque la verdad no puede ser atrapada ni entendida. El simple hecho de caminar es la expresión viva del tao. Pero si la buscas,...la perderás. Si la llamas de algún modo, la perderás. Comer arroz es también su expresión viva pero si la buscas,...la perderás. Los ríos y las montañas tal y como son si agregarles nada, son la expresión del Tao, son de hecho, el mismísimo tao. Pero la gente no lo cree así. Lo busca más allá. Ellos no creen que su mente es el tao, que su patio, su casa y su cocina sean el tao.

Así pasan sus vidas buscando aquello que tienen justo frente a sus ojos. Pero si lo buscas,…lo perderás. cuando dices: esto es el tao...eso deja de ser el tao para convertirse en una idea dejando solo palabras huecas en su lugar. Cuando un conjunto de ideas dicen ser el Tao, el Tao desaparece y no tenemos posibilidad de verlo o más bien percibirlo, más allá claro está, de las ideas estúpidas que tengamos para sustituirlo. Debemos volvernos sensibles a la vida para poder percibir la vida. Si tomamos un pez y lo sacamos del agua para entenderlo, el pez muere. Lo mismo sucede con el Tao. Si lo tomamos como algo que pueda ser atesorado o poseído,...lo perderemos.


Maestro zen Mumon Savoy roshi


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