Mira tu mente, examina tu consciencia

 


“Cuando la rana salta al estanque la luna parece partirse en pedazos, pero poco después ella aparece nuevamente brillante e inconmovible sobre en la superficie del estanque” 

 

Practicar el dharma de Buda es observar la mente. Observando la mente estaremos viendo la fuente de nuestra consciencia. Cuando veamos la fuente de nuestra consciencia veremos nuestras acciones y sus consecuencias. 


Si realmente queremos alcanzar el camino de budas y patriarcas tenemos que, si o si, mirar nuestra mente. El maestro Bodhidharma decía: “quien quiera ver al Buda debe mirar primero su mente”. Para un practicante es importante examinar sus acciones, pensamientos y discurso. Nuestra vida bien podría estar yendo por un camino erróneo y si no observamos la mente jamás podríamos corregirla. 


Somos el resultado de nuestras acciones pero, más aún, de nuestros pensamientos. De la misma manera que cada pincelada del artista da forma a su obra, cada cosa que cruza nuestra mente, cada intención que tenemos, cada deseo que albergamos, cada estado de ánimo, cada sentimiento que elaboramos, está dejando una huella indeleble en nuestro cerebro.

 


Si no miramos la mente de forma atenta y enérgica, todas nuestras capacidades podrían estar siendo empleadas de forma equivocada en fines y medios erróneos. Todos nuestros dones podrían estar siendo enterrados, nuestra verdadera esencia dejada de lado y en medio de toda esa inconsciencia nunca podríamos advertirlo. Mirar el muro es mirar la mente de zorro que gobierna al mundo


Es ver el origen del nacimiento y la muerte como también, la consumación del fin del nacimiento y la muerte. Cuando sabemos esto, es como comenzar a ser conscientes de su poder y luminosidad. La historia de la espiritualidad humana podría resumirse en pocas palabras como la destrucción de la avidez, como el proceso de la aniquilación del egoísmo.


Como resultado de la activación del prajña interno, poco a poco la ceguera deviene en visión y con ella la sabiduría y la compasión infinitas de un bodhisattva. Pero nada de esto sucede de por si, necesitamos observar la mente y activar nuestro prajña interno de forma que abra nuestro ojo de la sabiduría y nos permita ir más allá de nuestro ombligo. 


Para hacer esto hay que ponernos en duda, cuestionarnos a nosotros mismos y corregir nuestras actitudes. Pero, ¿Cómo se hace eso?. Cada día, en medio de cualquier actividad en la que estemos, usamos el estado de la atención sutil, preguntándonos, ¿esto que estoy haciendo es beneficioso para mi o para todos?, ¿Esto que busco realizar en mi vida es solo para mi satisfacción personal o también para el bien de otros?, ¿a quienes beneficio con mis acciones?, ¿a quienes perjudico con estos pensamientos?. Esto es activar la sabiduría intuitiva en nosotros mismos de forma que resulte en la liberación de todas aquellas acciones y actitudes egoístas. Como vemos, la atención sutil es también observar el funcionamiento interno de la mente y ver la mente es ver a buda. Pero sucede que muchas veces miramos y no nos gusta lo que vemos.

 


Entonces nos parece que no somos tan buenos como creíamos y terminamos por juzgarnos a nosotros mismos. Estamos tan mentalizados a encontrar culpables para todo que finalmente terminamos por condenarnos a nosotros mismos. Este no es el camino a seguir. Para mirar la mente debemos primero tomar distancia de ella y observarla sin juzgar. Mirar los pensamientos y deseos como si miráramos el mar desde la playa. 


Las olas van y vienen pero nosotros no nos movemos con ellas. Esta distancia sólo puede lograrse con un alto grado de disciplina y desarrollo de la consciencia interna. Pero no vayamos a creer que esto es algo especial reservado solo unos pocos elegidos. La vida que tenemos justo aquí y ahora tiene todo lo requerido para ello. Solo debemos volcar nuestra mirada al interior. Usar la lámpara de la atención para observar la mente sin usar la mente. 


Y, ¿Cómo se hace eso?. De forma muy simple, usando al cuerpo para observar la mente. En zazen nuestro cerebro se armoniza, se hace sereno y abierto por la acción de la postura auroral. Se desliga de la corriente del pensamiento y aunque ellos todavía estén allí, no pueden atarla. La mente de Buda no es, como creen muchos, una mente vacía de pensamientos pero tampoco es una mente llena de pensamientos. 


La iluminación no es lo que creemos. Soltar los apegos es iluminación. Acabar con la avidez es esclarecimiento. Pero nosotros podemos activar nuestro prajña interno usando nuestra mente y cuerpo comunes en medio de las actividades cotidianas con solo llevar nuestra atención al interior. Cada vez que detenemos el vagabundeo mental y atendemos la mente, esa sabiduría se abre poco a poco así como la luna reaparece en el estanque poco después que la rana se alejó nadando a la otra orilla. Es importante tener esto bien presente a la hora de vivir nuestro día a día.

Ven. maestro zen Mumon Roshi

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